jueves, 22 de octubre de 2009

Homenajes a Carlitos Cajade





El jueves 22 de octubre se cumplen 4 años de la muerte del Padre Cajade, el cura que optó por los pobres y creyó que el cielo había que construirlo en la tierra. Luchó hasta el último de sus días por un país con infancia y denunció que "el hambre es un crimen". En La Plata, su Obra para chicos de la calle cumplirá en diciembre 25 años.


Actividades:

Jueves 22: Durante todo el día una jornada de juegos para chicos en el Hogar de Cajade (643 e/ 13 y 14). El día terminará con una misa en la capilla del Hogar a las 19:30.

Jueves, 13.00 hs: FM Provincia (97.1), programa especial conducido por Cecilio Panella.

Viernes 23, a las 20:30 hs. en el Centro de Cultura y Comunicación (42 e/ 6 y 7), se proyectará la entrevista que la periodista Ana Cacopardo le hizo al Padre para el programa Historias Debidas "el curita del pueblo. El hombre que decidió vivir para los demás cuenta su historia, sus sueños y sus amores". Lo organiza el programa de Radio Estación Sur, Cacodelfhia y estarán presentes educadores, pibes y colaboradores de la Obra. Cierre musical con Nada de Nada.

Viernes 23, 22.00 hs: Radio Provincia (AM 1270), programa especial conducido por Cecilio Panella.



MURIÓ CARLOS CAJADE, DEL MOVIMIENTO DE CHICOS DEL PUEBLO.
LA ÚLTIMA PULSEADA DEL CURITA.
escribe Luis Bruschtein

LE DECÍAN CARLITOS O EL CURITA, PERO SU VERDADERO NOMBRE ERA CARLOS CAJADE. TODA LA SEMANA QUE PASÓ ENTRE EL AJETREO DE LA CAMPAÑA ELECTORAL, LA GENTE DE LA PLATA VIO DESFILAR COLUMNAS DE GENTE HUMILDE, SOBRE TODO MUCHOS CHICOS Y ADOLESCENTES CON PANCARTAS QUE DECÍAN “FUERZA CARLOS CAJADE”, PERO CARLITOS NO ERA UN CANDIDATO. NADIE SABE CÓMO SE ENFRENTA A LA MUERTE O CÓMO SE LA DETIENE O CÓMO SE LE EXPLICA QUE ES INJUSTA, CÓMO SE LA CONVENCE DE QUE PARE, QUE DÉ MARCHA ATRÁS.


Entonces la gente hizo manifestaciones contra la muerte y misas por el Curita, que se murió de una muerte sorda el sábado y fue velado el domingo en su Hogar de la Madre Tres Veces Admirable, para chicos en situación de calle.
Carlos Cajade había fundado ese hogar, en 643, entre 12 y 13 de La Plata, y fue secretario general del Movimiento de Chicos del Pueblo, enrolado en la CTA. “Hay una niñez que se está criando en un clima muy salvaje –decía en los ’90–, el niño se hace salvaje en condiciones salvajes y se hace humano en un clima humano.” Para eso tenía un remedio: “El insumo básico de la niñez es la ternura. Entonces siempre decimos: que tengamos siempre la posibilidad de devolver con ternura lo que la pobreza le robó al nacer”.
Había nacido 55 años atrás en un hogar humilde de Ensenada y creció en Villa Argüello, de La Plata. A los 14 años empezó a trabajar como obrero del frigorífico Swift, donde conoció a viejos militantes de la Resistencia Peronista y se metió a la JotaPé. “Soy de la juventud de los ’70 –decía– y vivencié todos los ideales de un mundo más humano, más justo, más fraterno. Yo creo que todo eso que fui aprendiendo se canalizó en esa Nochebuena del ’84.”
Porque esa Nochebuena, el párroco Cajade, de la iglesia San Francisco de Asís, de Ensenada, terminó la Misa de Gallo y cuando fue a cerrar la puerta había tres pibes sentados en la escalinata. Les dijo que era Nochebuena, que tenían que ir a sus casas a festejar. Los chicos le dijeron que no festejaban porque no vivían en sus casas sino en un baldío. No les creyó y lo desafiaron a que fuera con ellos. El cura fue y se encontró con que había más chicos y chiquititos. Entonces fue al almacén, compró todo lo que pudo y pasó la Nochebuena con ellos en el terreno baldío. Allí empezó con la idea de crear el hogar. Esos chicos ahora son adultos y algunos son educadores en la Madre Tres Veces Admirable.
Carlitos tenía la pinta de un galán de telenovelas y en las marchas del Movimiento, con ropa de paisano o no, a más de una muchacha se le iban los ojitos detrás del cura. Cuando estaba en la JotaPé tenía una novia en el barrio. Después le tocó la conscripción militar, allí terminó de decidir su vocación religiosa y le escribió una carta de despedida. Recordaba aquella carta con nostalgia, sabía que había hecho una elección difícil.
En el ’99, un McDonald’s echó a cuatro chicos que pedían las sobras de comida. El cura llevó a sus pibes con carteles frente al comercio y armó un escrache con un escándalo padre. “No hay que perder el sueño de que ser pibe tiene que ser un privilegio”, dijo a los gritos en la puerta del McDonald’s, ese día que salió en todos los diarios. “No es mentira –explicaba–, ser niño fue un privilegio en este país, más allá de la postura política que uno tenga, llegamos a tener una tasa de mortalidad infantil bajísima, como la que hoy tienen Suecia, Cuba o Canadá.”
Era un tipo entrañable, como un buen amigo, y no había que dejarse engañar por ese aire ingenuo y soñador, porque era cabeza dura, consecuente en lo que se proponía, y no era tan ingenuo porque sabía a qué se enfrentaba. Le incendiaron un galponcito del Hogar y cuando llegó monseñor Héctor Aguer a La Plata empezó a tener problemas y diferencias, e incluso llegó a temer por la suerte de la obra. A pulmón empezó a publicar La Pulseada, una revista en la trinchera contra la pobreza y la marginalidad, mandaba columnas de opinión al diario y escribía letras de canciones.
“Más de una vez se nos murió un chico acá y nos costó meses levantarnos –contaba–; entonces yo le decía a Dios: mirá que acá me hacés pomada amí.” Sufrió otras muertes injustas y ahora le tocó a él, con la suya. En septiembre le detectaron un cáncer fulminante en el intestino, que lo mató el sábado. Sin dar tiempo a nada, sin poder acostumbrarse a la idea. La gente hizo manifestaciones en el hospital, quiso detener a la muerte como si fuera un patrón, quisieron que Carlitos los viera desde la ventana para darle un poco de vida y se dejara de joder con la muerte. Y desde la ventana los vio a todos, a los pibes del hogar, a los de ahora y a los que ya crecieron, a los educadores, a sus compañeros del Movimiento, a los trabajadores de La Pulseada y a los vecinos que lo ayudaban con lo que podían. No sé si será un consuelo, pero fue lo último que vio.

Por Luis Bruschtein




CAJADE

Hace apenas unos 30 años habíamos ido juntos con Mario Ramírez y Carlitos Cajade a los funerales del padre Carlos Mugica. En ese momento pensé...
"Cuando muere un sacerdote en serio, cómo revienta el amor en el aire, en la gente, todo se hace paisaje... Pareciera que todo el dolor se hace amor más rápidamente". ¿Quién de nosotros estaría más maduro para partir e indicamos un camino en el cielo, en la tierra y en la entrega?... Se hace tan evidente constatar que él era un signo y sacramento visible del amor de Dios... Lo comprendí tanto en el dolor profundo del gobernador de la provincia como de todos los chicos del hogar, amigos, conocidos; hasta lo vi en el dolor del último linyera de la estación de trenes; de Hugo Adam, recientemente premiado como director de cine en Cuba. Quien pasaba una Navidad en su hogar quería ayudar, no sólo por tener con qué, sino también para poder compartir la sonrisa del padre Cajade. Recuerdo la única vez que me enojé con él... fue una vez que me dijo en el seminario - después de aprobar un examen difícil- que me presentara al día siguiente en otra materia, que la cosa venía muy liviana. El empezó a ver que en el examen el profesor me preguntaba de más... y se fue sin presentarse en el subsiguiente llamado; yo, indignado después del bochazo, lo fui a buscar y le dije: "...Me mandaste al frente y vos te borraste", El me respondió: "Y vos, para qué necesitás ver a tanta gente mártir en este seminario...". Me río y me reí muchísimo toda la vida de esa anécdota y superé mi enfado comprendiendo que el Dios de Cajade no estaba peleado con el disfrute. Se imaginaba en el cielo pescando con sus hermanos en Entre Ríos, gritando un gol de Estudiantes o de Gimnasia, como siempre agregó, porque en su hogar hay chicos pobres que aman a ese club y él los amaba entrañablemente a ellos. Hasta el más antiperonista no podía dudar del peronismo de Cajade.
Es que en realidad lo suyo era cristianismo. Nada cambiaba por un buen asado con sus amigos, en pocas cosas trasuntaba tanta dicha como cuando hablaba del Hogar Los Pibes -como él decía-, su vínculo con Olguita y, sobre todo, cuando hablaba de sus bienamados Martina, Candela, Juan Cruz y la Negri. Ahí, en su mirada, era imposible no ver un tratado de cómo nos ama Dios. Cuando teníamos 18 años le cantábamos al Che Guevara una canción que decía: "aprendimos a quererte"... Se fue acrisolando a lo largo de estos cuarenta años otra canción que algún día se cantará en la ciudad de La Plata que nos vio nacer, crecer y ahora morir: "...y a vos Carlitos fue imposible no quererte, por vos la vida nos besa en la boca y se nos hace luna de miel...".

Por el Padre Leonardo Belderrain
Fuente: diario "Página 12"



LA AYUDA SIN FIN
La herencia monumental de Carlos Cajade
Qué hacen y quiénes son sus discípulos. Las dificultades para continuar con la obra.

Dicen que apenas se enteró de la muerte del padre Carlos Cajade el mismísimo demonio pensó: “Nos sacamos un problema de encima”. Y de inmediato puso a sus súbditos a trabajar para apropiarse del Hogar de la Madre Tres Veces Admirable, que el cura fundó en 1984 para atender las cada vez más urgente situación de los chicos empujados a vivir en la calle. El diablo hurgó en cuestiones estatutarias y leguleyas para que todo pasara a sus manos, pero no pudo ser: voluntarios, familiares, amigos y los propios pibes que habían sido criados en el Hogar pusieron la obra sobre sus espaldas y hace cuatro años que trabajan sin su líder para sostener el emprendimiento.
Hoy, la obra del Padre Cajade sigue adelante como siempre: tiene seis casas en la que viven 60 chicos, otras tres casas de día en las que se atienden las necesidades básicas de otros 150 pibes -aunque depende del momento- y una casa para bebés en la que se cuida a 60 recién nacidos; además de una granja, una panificadora y una imprenta con las que enseñan oficios a los chicos más grades y se imprime la revista La Pulseada.
"Necesitamos enriquecer lo que tenemos, porque ya colmamos nuestra capacidad humana", advierte a Diagonales Miguel Cabrera, un joven criado por Cajade que está a cargo de la imprenta Grafitos y es, además, educador conviviente. Con Caty, su mujer, cría a siete chicos, dos del matrimonio. Como ellos, están José y Graciela; Lidia y Darío; Néstor; El Chino y Olga, algunos con más de diez chicos bajo su protección.
Entre los amigos, familiares y voluntarios que continuaron la herencia de Cajade están Isabel, a la que le dicen "La Mamaza" porque está a cargo del La Casa de los Bebés (4 y 601); Romina, que se hace cargo de La Casa de los Niños Madre del Pueblo (6 bis y 602); y Claudia, que cuida a los niños de Los Hornos en La Casa Chispita (151 y 70). Hugo maneja la camioneta y José Cajade, hermano mayor de Carlos, se hizo cargo de la presidencia de la obra. Les sigue una larga lista de contribuyentes que ayudan a que el Hogar continúe y tenga expectativas de crecer.
educadores. Olga Madrazzo llegó al hogar en 1995, después de conocer a Cajade en Tucumán, donde trabajaba con chicos en situación de calle y estudiaba psicología social. Su idea era viajar a La Plata para aprender cómo se trabajaba y volver a replicar la experiencia. No pudo ser. Sin embargo, la obra la adoptó a ella. Y comenzó vivir en el Hogar y trabajar como educadora. "Al principio me costó estudiar, porque tenía que cuidar de muchos chicos, pero por suerte pude terminar", explica.
"Acá aprendí que la idea es que los chicos puedan quedarse con sus familias, por eso trabajamos en las casas de día para prevenir la desintegración familiar. Tanto en La Casa de los Bebés, como en Madre Pueblo o Chispita los chicos y sus padres tienen un lugar dónde les dan un desayuno, un almuerzo o una merienda, al mismo tiempo que cuentan contención psicológica y educativa", dice.
En el comedor comunitario Todo Por los Chicos (7 bis y 630), del barrio que Cajade ayudó a armar y que fue construido por los vecinos, las mujeres hacen la comida que después se llevan a su casa, a su propia mesa, donde los hijos comen con sus padres, con aquella idea de fortalecer los lazos familiares.
Si la familia se rompió, los chicos son recibidos entonces en alguna de las seis casas del Hogar. "Hace poco nos mandaron un chico de 15 años que no podíamos tener porque era muy grande, pero se quedó igual. Primero era por unos días y después se acomodó en la casa de un educador que tienen hijos adolescentes. En general recibimos a chicos más chiquitos, los adolescentes son más rebeldes. Igual, en todos los casos, lo primordial es que los pibes se integren a alguna de las casas", cuenta Cabrera, quien fue criado por Cajade.
"Tenía cinco o seis años y el Hogar recién se iniciaba. Llegué como un pibe que por esas cosas de la vida se había quedado sin familia", recuerda. Había tenido una mamá, un papá y dos hermanos, pero la falta de trabajo desintegró a su familia: "Yo caí a vivir con el cura", dice.
Cabrera hizo la primaria en la Escuela 9 y a los 14 años empezó a trabajar formalmente en la granja del Hogar. Se fue a los 17 para construir su vida junto a Caty, que esperaba su primer hijo. "Trabajé en una casa de repuestos de autos, en el centro, pero volví cuando salió el proyecto de la imprenta. Yo no sabía nada del oficio, pero me entusiasman las máquinas, así que hice una capacitación y empecé a trabajar acá. Y hace seis años volví como educador". Cajade murió hace casi cuatro, el 22 de octubre de 2005.
Tarea. Entregados a mantener la obra viva, organizados en un colectivo horizontal y participativo que intenta compensar la ausencia del sacerdote y las crisis propias y las impuestas por la situación económica, política y alguna pelea ideológica, los educadores lamentaron que algunos hogares nacidos de otras iniciativas hubieran cerrado en los últimos meses por falta de apoyo estatal. "Aunque suene feo, hay que decir que no se está invirtiendo en la niñez", afirma Cabrera.
Los educadores del Hogar de la Madre Tres Veces Admirable, el Hogar del padre Cajade, saben que no hay otra alternativa que dar al máximo: “A los niños no sólo hay que darles comida, ropa y un lugar dónde dormir; hay que darles lo mejor", coinciden. Para lograrlo, crearon su propia gran familia, en la que la tarea educativa no termina cuando los chicos cumplen 18 años: "Nadie pone a sus hijos en la puerta con una valija y les dice 'hasta aquí llegamos'. Nosotros los acompañamos toda la vida, a veces como padres y a veces como hermanos, porque hay muchos chicos que se criaron acá y tienen nuestra misma edad, o son apenas unos años más chicos, pero nunca los abandonamos".
Lo que Cajade legó sigue igual. Ahí está su decálogo, para ser un espejo que ayude a crear un país como gran hogar, un país como gran familia, con trabajo y trabajadores. Solidario y con justicia, que tenga que ver con el pan y no con las balas. Con dirigentes que sean padres, hermanos y amigos. Un país con remedios y guardapolvos, con un Dios verdadero y no con su caricatura. Qué así sea.
El religioso y el político. El padre Carlos Cajade fue sacerdote durante 26 años en la arquidiócesis de la Plata. Ingresó al semeniario al terminar el servicio militar. Pasó por diferentes templos y su último destino fue como párroco en la iglesia de la Santa Cruz, en el Barrio Aeropuerto.
Pero los cargos religiosos no fueron los únicos de su vida. Fue secretario de Derechos Humanos en la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) de la provincia de Buenos Aires, donde trabajó junto a varios amigos.
Carlitos también cofundó el Movimiento Nacional Chicos del Pueblo e integró la Comisión Provincial por la Memoria.



HISTORIAS DE VIDA
Carlos Cajade La opción total por los pobres

Los platenses lo llaman simplemente, el cura Cajade, y se lo identifica con los más golpeados de la sociedad, con los niños de los sectores excluidos y marginados. Creador de una obra ejemplar, testimonio de lucha por la justicia, se comprometió con su tiempo y adhirió totalmente al sector de la Iglesia que optó por los pobres.
“Antes de hablarle de Dios al hombre sin techo, hay que darle primero el techo porque darle el techo es hablarle de Dios”. Lo repetía el padre Carlos Mugica en los apasionados años 60 y 70 y lo hizo suyo Carlos Cajade, un hijo de aquellos tiempos encendidos. Pero el autor de aquél consejo fue el abate Pierre y lo lanzó allá por el año 50, en las angustiantes horas de la posguerra, cuando toda Francia era un bolsón de miseria, hambre y desprotección y fue en el año en que nacía Cajade. No es casual esta conjunción porque los tres, Mugica, el abate Pierre y Cajade, fueron paridos por la misma Iglesia, aquella que había nacido directamente del Maestro: “Los que habían abrazado la fe, vivían unidos y tenían todos los bienes en común; se vendían sus haciendas y bienes, y repartían entre los demás el producto de la venta, según las necesidades de cada uno”, clarísima definición de sociedad socialista narrada hace dos mil años, en los Hechos de los Apóstoles, capítulo 2, 44-45. Cita que hicieron suya en los hechos, el abate Pierre, Mugica y nuestro cura Cajade. El mismo que estuvo aquí, entre nosotros, hasta hace un año. Y se fue. Se lo llevó Dios porque, como dijo uno de sus pibes, tendría arriba un lío bárbaro y “lo necesitaba a Carlitos para que le diera una mano”. Por eso no está, aunque mire todo desde arriba para dar una mano al que más necesita.
Y es curioso, porque se fue y sin embargo, es imposible hablar de él en pasado. Es como si siguiera aquí, en la mirada de un chico con hambre, de un adolescente sin futuro, de cada víctima de un modelo económico injusto y antievangélico. Porque “si el mundo no se piensa desde el pobre, se construye contra Dios”, frase de su autoría. Cajade tuvo una opción radical por los pobres y fue y es parte activa de la Iglesia profética que aún sigue viva. Aunque moleste a los poderosos.

VIDA Y OBRA

Nació en Villa Argüello, en ese momento partido de La Plata, en 1950 y se consideró siempre hijo de las ideas de su tiempo, años 60 y 70. “Soy cura porque se le ocurrió a Dios”, confesaba. Oriundo de un barrio humilde de gente de trabajo, fue un chico y un joven común. Le gustaba jugar al fútbol, era apasionado de Estudiantes y de Cambaceres, club en donde su padre había sido un destacado arquero. Tuvo una infancia dura porque su papá, obrero del frigorífico, murió cuando él tenía 9 años. Siempre agradeció a su madre y a sus hermanos el esfuerzo que hicieron para que pudiera estudiar, ingresar al Seminario y ser cura.
Su relación con la Iglesia fue temprana porque formó parte de los grupos juveniles que iban a la Parroquia del barrio, “manteniendo la vida de cualquier joven”, me contó un día, “pero un domingo, que era como cualquier otro domingo, yo estaba en Misa y sentí muy fuerte adentro mío que mi lugar era estar allí, donde estaba el cura. No me olvido jamás de ese domingo porque pasaron los días, y cada vez que me acordaba de ese momento sentía una emoción muy grande”. A los 17 años se lo contó al párroco, Laureano Diez que le aconsejó que esperara.
“Pero recibí señales de Dios que me confirmaron la vocación e ingresé al Seminario. Y sentí una gran paz”.
Las señales de Dios siguieron marcando el camino del cura Cajade. Era párroco de San Francisco de Asís, un santo tan ligado a su vida y obra, en Berisso y el 24 de diciembre de 1984, cuando finalizó de oficiar la Misa de la noche, notó que tres pibes muy pobremente vestidos, se quedaron en el templo. Eran hermanitos y le preguntaron qué significaba la Navidad y Carlos la festejó con ellos.
Así nació el Hogar de la Madre Tres Veces Admirable o simplemente, como lo conocen en la región, el Hogar del Cura Cajade. Al poco tiempo la casa parroquial quedó chica porque los pibes trajeron a sus amigos de la calle y dos años después le cedieron los terrenos de 643 entre 12 y 13, en donde actualmente se levantan las casitas del Hogar conteniendo a un centenar de chicos y educadores que viven con ellos, conteniéndolos desde la ternura y supliendo las figuras paternas, nunca reemplazándolas.
Lo que sigue es conocido. Los chicos fueron a la escuela cercana, algunos fueron abanderados, crecieron y había que proporcionarles herramientas para que puedan construirse un futuro. Se crearon entonces los emprendimientos productivos: la granja Don Juan, Cultivos Naturales, la atención a kioscos de la Legislatura y la Casa de Gobierno, la imprenta Grafitos, la revista “La Pulseada”.
Pero Cajade se dio cuenta que lo importante era crear contenciones que evitaran que los chicos llegaran al Hogar, entonces fundó la Casa de los Chicos Madre del Pueblo, la Casa de los Niños Chispita, la Casa de los Bebés y varios Comedores Comunitarios, en donde se los alimenta, se los contiene, se les brinda ayuda escolar, se les ofrece recreación y hasta han formado una murga.
Después vuelven a sus casas con sus familias. Para ellas gestionó la construcción de viviendas más aptas y peleó por cada pibe contra el poder, la Justicia, el Gobierno, contra quien sea, contando siempre con la ayuda de Dios y de la Virgen con los que se comunicaba directamente, “como si tuviera un teléfono directo. El les habla, les pide y ellos le contestan”, ironizan los chicos de la Casa. Su entrega fue total, compartió la angustia de los pibes, los rescató de la judicialización de la pobreza, se trepó a una camioneta destartalada en la madrugada para llegar al Hospital de Niños con una nena que se le moría y él rezaba a la Virgen, “Madre, vos me los diste. Ayudáme”

EL COMPROMISO

Como sucede siempre, la praxis, la acción ejercida en una realidad colectiva, introduce en la historia y se establece esa relación dialéctica de mutua transformación. Y si bien es cierto que la existencia de sus prójimos, los pibes, cambió, la realidad que los había engendrado seguía intacta y exigía que se la modificara. Nacieron así los “Chicos del Pueblo” con sus marchas por todo el país denunciando un modelo y que el hambre que producía, era un crimen. También se vinculó con la CTA y a partir de entonces empezó a crear caminos nuevos y pacíficos que transformaran esa realidad. Pero sin olvidar que era Iglesia y que para seguir su lucha, debía alimentar su espiritualidad.
Me contó otro día que él tenía dos vetas muy fuertes y era fiel a ambas.
“Una es la espiritual, más mística, de una fuerte vinculación con Dios a través del movimiento de Schönstatt. Y también está la social, el encarnar el Evangelio en el más débil. Yo también soy fruto de esa generación que mantenía ideales sociales como naturales a su propia cultura y que hoy tiene 30 mil desaparecidos. La Casa (como él llamaba siempre al Hogar, porque era una Casa) fue una oportunidad de dar una mano al más débil y comprometerme bien a fondo… ¿Cómo hacés para que un día seas abrazado por Dios? Sólo si vos trataste de hacer el cielo en la Tierra, si vos trataste de construir algo en la humanidad, porque si vos te escapaste y dijiste: yo amo a Dios pero los demás son una basura, allá arriba Dios te va a decir: A vos no te conozco. Juan XXIII decía que la Iglesia tiene mucho de experta en humanidad”, y

es esa Iglesia la de Carlitos Cajade.
Porque él fue hombre de Iglesia, respetuoso con la jerarquía aunque disintiera, aunque fuera evidente que su mirada hacia el mundo era otra, diferente, y aunque nunca callara su opinión contraria. Pero era parte y se sentía así, de ese cuerpo que más allá de sectores con los que no congeniaba, tenía detrás una historia gloriosa como el de las primeras comunidades cristianas integradas por pobres y que funcionaban de manera clandestina, en pequeños grupos; a San Francisco, Santa Clara y los pobres de Asís; a Santa Teresa y sus benditas rebeldías; a Santa Teresita y su espiritualidad que le permitía hallar a Dios en las pequeñas cosas de la vida; de monseñor Romero; de monseñor Angelelli y de todos los religiosos asesinados por la dictadura; de Teresa de Calcuta; del abate Pierre; de Carlos Mugica y los sacerdotes del Tercer Mundo; de Ernesto Cardenal, Leonardo Boff y de todo consagrado que abrazara a los pobres y marginados como lo hizo Jesús. También del padre Kentenich, al que amaba, leía y respetaba como al movimiento de Schönstatt que él creara.
Cajade fue hijo de una Iglesia que desciende directamente de aquella del Concilio Vaticano II, de Medellín, de la Teología de la Liberación, aquella que repetía con ese gran Papa que fue Pablo VI, injustamente olvidado y tratado y, “Cuando poblaciones enteras carecen de lo necesario, viven en una total dependencia que les impide toda iniciativa y responsabilidad, lo mismo que toda promoción cultural y participación en la vida social y política, es grande la tentación de rechazar con violencia tan graves injurias contra la dignidad humana” (Populorum Progressio). Una Iglesia muy diferente a la actual, por cierto.
Pero además, Cajade no fue una figura de “estampa”. Sino una persona a la que le gustaba vivir, compartir un partido de fútbol con los pibes de la casa, un vaso de vino con los amigos, charlar, mantener amistades por años y años, dar un abrazo en el momento justo, que sabía escuchar, aconsejar, divertirse y cantar con los chicos porque también, era un “padrazo” y alguien que nunca perdió esa picardía adquirida en el potrero de barrio, en la esquina en donde se prendió el primer pucho, en la pista del club suburbano en la que se empezó a bailar.
Durante una semana los platenses lo recordaron a un año de su partida al cielo. ¿Con eso basta?. ¿No será momento de dar una mano para el legado de Cajade –que siempre abría caminos nuevos- a través de un compromiso más fuerte? ¿No será necesario asumir una opción más radical por los pobres? Por ahí, tendríamos que hacer como Bernardo, el primer discípulo de San Francisco. Amigos desde antaño como jóvenes adinerados de Asís, se presentó un día ante Francisco vestido ya con la ropa de los mendicantes y le dijo: “Francisco, aquí estoy. Ayudame a ser como vos”. Así. Con toda humildad.


Por Lalo Painceira
Peridista , autor del libro “Dar la vida”.
La tragedia de la casa de la calle 30. Editorial La Campana.




CARLOS CAJADE: “Ese hombre nuevo”
El 22 de octubre se cumplieron dos años de su desaparición física. Su legado y su lucha por las causas populares, siguen vigente en los corazones de todos los oprimidos y humillados.


El privilegio de la inmortalidad de los revolucionarios, es que su historia, aunque se haya escuchado muchas veces, merece ser repetida una y otra vez. El coraje civil, la lucha y el heroísmo le da un carácter permanente.

Octubre, mes fatídico para la libertad de los pueblos. El 9 de ese mes, allá por el año 1967, en Bolivia era asesinado Ernesto Che Guevara. La ráfaga de metralleta que destrozó ese cuerpo lleno de esperanza y rebeldía, fue financiada por los esbirros de la CIA y la oligarquía boliviana.
Ese día, la tierra se estremecía y absorbía la sangre más revolucionaria del siglo XX. Y no tardaría en recorrer, como un río furioso, por las venas de todos los hombres y mujeres con hambre y sed de justicia y libertad.

El 22 de octubre del 2005 el corazón noble, bello y rebelde del cura tercermundista Carlos Cajade deja de latir. Había entregado su vida a las causas más justas: lucha, recuperación y reconstrucción de la dignidad y felicidad de los niños y pobres; que el sistema opresor capitalista, con sus financistas de la mediocridad y de la muerte, roban día a día.
Igual que al Che lo ametrallaron. Si bien no fueron las mismas balas, fue la misma mano asesina, eliminado al revolucionario. No mató sólo su sangre, hicieron sangrar hasta desaparecer a los miles de niños transparentes de la pobreza que solo él lograba hacer visibles.


El Che y Carlitos

Cajade admiraba profundamente al guerrillero heroico: “Un bello hombre, entregado de cuerpo y alma para la liberación de los pueblos de América. Se equivocan sus detractores cuando lo definen como ‘ateo’. Esto es totalmente falso. Con otros métodos, su lucha fue como la de Jesús: enfrentó a los poderosos, a las clases dominantes y entregó su sangre por la libertad de los oprimidos “.
El Che Guevara y Carlos Cajade. Sangre revolucionaria. Dos hombres nuevos. La misma lucha


El Amor en la Infancia

Siempre estaba construyendo políticas de infancia, para los más necesitados, bregando para que la niñez volviera a ser un privilegio: “A los niños pobres, al nacer, les han robado todos sus sueños, haciéndolos crecer en condiciones salvajes, inhumanas. Convirtiéndolos en “presa” fácil del sistema, en los futuros “culpables” de la inseguridad. Para revertir esta terrible situación, esa cultura de la muerte, lo esencial es darles a los niños Ternura. Es el remedio más sano para que crezcan y puedan desarrollarse humanamente” expresaba Cajade.
La iglesia de los Pobres

Por su condición de sacerdote revolucionario, tuvo muchos problemas y fuertes enfrentamientos con la Iglesia del Poder y el privilegio. Esa misma iglesia que va de la mano del sistema que oprime, explota y asesina. Esa iglesia que bendijo -y seguirá bendiciendo- a las bestias uniformadas y sus actos de barbarie: “Cualquier integrante de la iglesia que haya estado con los genocidas y torturadores de la última dictadura militar, tiene que ser condenado por las dos justicias, la de la tierra y la divina, por miserable” (Y un miserable pagó, Christian Von Wernich, capellán de la policía bonaerense de Ramón Camps, verdugo de sotana ensangrentada de pueblo, fue condenado a reclusión perpetua en el marco de Genocidio, por delitos de lesa humanidad).
Esa iglesia veía en Cajade, un enemigo a sus intereses de clase; como lo fueron Camilo Torres, Romero, Carlos Mugica, Angelleli, De Nevares, entre otros. No toleraban que fuera un defensor y portavoz de la justicia social. Por lo tanto, la iglesia no soportó que en su capillita de la ciudad de La Plata, enseñara a los pobres, que su situación de exclusión, no era su destino fatal, sino producto y consecuencia del sistema que oprime y explota, generando la miseria más espantosa. Que esa vida agobiante, indigna, podía ser cambiada con sus corazones desbordantes de rebeldía y esperanza. Que en sus voces existiera siempre las palabras justicia, igualdad y solidaridad.
No se le perdonó que hablara de la pedofilia y de las perversiones en el clero, del celibato, de la homosexualidad, del Sida, del rol de la mujer en la iglesia, de la ciencia y de muchos otros interrogantes que irritan a la cúpula eclesiástica que se aleja sistemáticamente del pobre. O que tomara la enseñanza del poeta y sacerdote revolucionario nicaragüense, Ernesto Cardenal, al que tanto admiraba, de realizar el trabajo de concientización de las masas a base del Evangelio interpretado revolucionariamente.
El maestro Osvaldo Bayer, periodista, escritor e historiador le definió como ninguno: “Un verdadero discípulo de Jesús”.


Carlos Cajade, ese hombre generoso siempre será un símbolo de Entrega, Solidaridad y Ética. Seguirá luchando desde el paraíso de los mártires del pueblo junto con sus hermanos inmortales de Latinoamérica por un mundo más justo y humano.


Agencia de Noticias CHE
Comunicación Humanitaria Estratégica




El sacerdote Carlos Cajade, creador del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo, alguna vez sostuvo: “Si a los niños los recibimos en el país del hambre, la desnutrición, el frío y la intemperie ¿cómo pretendemos que nos traten cuando se hagan adolescentes?. Sabemos que los niños se vuelven humanos en condiciones humanas y salvajes en condiciones salvajes. Da vergüenza que algunos propongan como solución la baja en la edad de imputabilidad. Para resolver nuestra seguridad primero tenemos que construir un país que garantice la seguridad de ellos”.

LOS CHICOS Y CHICAS NO SOMOS PELIGROSOS. ESTAMOS EN PELIGRO.
¡No! A la baja en la edad de imputabilidad



El Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo es el lugar de encuentro de 400 instituciones no gubernamentales de todo el país que trabajan con niños y jóvenes que se encuentran más cerca de la muerte que de la vida. Es la utopía contraria del modelo que omite generar lo humano: el país para todos.

Nació en 1987 en una humilde capilla de Florencio Varela, Provincia de Buenos Aires, con el impulso que le otorgó el Hogar Pelota de Trapo que conduce Alberto Morlachetti y el Hogar de la Madre Tres Veces Admirable que dirige el Padre Carlos Cajade. Por aquellos tiempos el Obispo Novak ponía agua bendita en los sueños de los pibes que habitaban el lejano país de la intemperie.

Creímos siempre que sin trabajo no hay infancia, y por eso generamos el encuentro de los chicos del pueblo en la CGT (Confederación General del Trabajo) en el año 1988. En el año 1990 se realiza el Primer Encuentro Latinoamericano de los Chicos del Pueblo, organizado por el Movimiento con la presencia de las representaciones más combativas a favor de los derechos de los niños, donde concurren 18 países latinoamericanos, que es auspiciada por Radda Barnen de Suecia.

Desde la época fundacional el Movimiento denunció la matanza de Formosa (1989), la de Tigre (1992), la de Canning (1994) donde nos acompaña Joan Manuel Serrat. La lucha nos encuentra en los bordes de las ciudades, peleando en los barrios y en las Comisarías contra el sistema perverso que impide generar condición humana.

En 1997 lo que era un pequeño grupo de educadores se transforma en 2000 personas en el Encuentro de Educadores de Mar del Plata dispuestos a fundar una nueva ilusión de la vida. Allí decidimos incorporarnos a la CTA (Central de los Trabajadores Argentinos).

Bicicleteadas, pesebres vivientes, marchas que cruzan las cicatrices de la pobreza convierten al Movimiento en una fuerte referencia simbólica y ayudan a morigerar la represión contra los niños y los jóvenes.


Una nueva utopía de la Vida

Nuestras obras y programas son la expresión más elocuente de que es posible "una nueva y arrasadora utopía de la vida". Un contra-destino, que nos dice que nadie está a resguardo de la esperanza humana.

Porque hubo un niño, porque hubo otro, porque hubo muchos. Porque hubo caricias. Porque intentamos los insumos básicos de la crianza humana: la ternura, el pan, escuela, dignidad, belleza, invocar al ratón de las monedas, vestirse de guardapolvo blanco y danzar cuando los reyes anuncian regalos. Porque creímos que no había niño irrecuperable, sino circunstancias humanas que provocan abandonos o que le quitan sentido a la vida.

Porque creímos en la inmensa capacidad del hombre como especie, porque creímos que el utopismo es una especie de compensación de las limitaciones históricas del presente. Porque decimos que hay utopía por razones no sólo teóricas, sino también por razones prácticas.

Porque una y otra vez apostamos a las ilusiones, a nuestros títeres, los globos, el trencito, los niños: “No hay verdad más armada que la pura inocencia”.

Con ternura venceremos,




Alberto Morlachetti
Coordinador Nacional
Movimiento Nacional Chicos del Pueblo

4 comentarios:

D*R*B dijo...

Cajade textual


“Nací en el ‘50. Había pleno empleo en el país y cuando hay trabajo, hay dignidad. La política es decisiva, para bien o para mal, en la vida de los pueblos (...) Veo a los nenitos que están en mi casa y pienso: ‘¡Ojalá que ellos también puedan disfrutar un día de este país!’, así como yo lo disfruté cuando era chiquitito.” “En un instituto de menores comprendí que había un montón de pibes encerrados simplemente por ser pobres; ellos no habían cometido delito alguno, pero como sus familias se habían destruido y eran pobres, terminaban internados.” “Aunque algunos piensen que significa una alegría, es tristísimo tener que repartir comida. Provoca alegría poder ayudar, pero no deja de ser una frustración. La mejor alegría sería que cada uno pudiese llevar cada día a su casa la comida ganada con sus propias manos.” “Estoy conforme con lo que soy y con cómo soy. Muchos dicen: ‘pero éste no parece un cura’, por la manera de vestirme o de encarar la vida. Yo sigo enamorado de mi vocación, que es lo esencial".

D*R*B dijo...

DIOS ESTÁ DISTRAÍDO


La noticia no tuvo grandes titulares. El país estaba envuelto en el silencio previo a la contienda electoral. Ese mismo silencio público despidió a un cura excepcional. A Carlos Cajade, el hombre que decidió vivir para los demás. Fundador de un Hogar en La Plata donde comen miles de chicos y viven ochenta pibes. Ahí mismo funciona una panadería, una granja, una imprenta y se redacta e imprime la revista “La Pulseada”, una barricada contra la pobreza y la marginalidad.
Con su pinta de actor provocaba suspiros en el sector femenino de sus seguidores. Fanático de Estudiantes, perteneció a la juventud peronista en los setenta. Nunca enterró sus sueños, ni convocó a la amnesia. Por eso, siempre recordaba: “Ser niño fue privilegio en este país, más allá de la postura política que uno tenga, llegamos a tener una tasa de mortalidad infantil bajísima, como la que hoy tienen Suecia, Cuba o Canadá”.

Como dice su amigo el Padre Leonardo Belderrain: “Hasta el más antiperonista no podía dudar del peronismo de Cajade. Es que en realidad lo suyo era cristianismo”
Cuando fue designado en La Plata monseñor Héctor Aguer, su antítesis religiosa, el mismo que depositó la fianza para la libertad de algún banquero detenido, se le adicionaron inconvenientes jerárquicos a su denodada lucha.

Dios está distraído. La muerte por un cáncer de cólon con metástasis en hígado, lo aniquiló a Carlos en dos meses.

Dios está distraído. Los que no se distrajeron fueron los miles de pobres agradecidos, los pibes del hogar que pasaron durante dos décadas y los que lo acompañaron en el hospital, tratando de hacerle un piquete a la muerte.
En la cancha de Estudiantes, desde que se conoció el diagnóstico, una bandera alentaba: “Fuerza Padre Cajade”

El sábado 22 de octubre, un Dios distraído, dejó que la muerte se llevara a quién había estructurado una red de protección ante un Estado devastado que redistribuía en beneficio de los poderosos y les levantaba la mano a los ganadores.

Fue enterrado ese domingo en que en la Capital triunfaba Mauricio Macri, uno de los ganadores de los noventa. Alguien que se llevó parte del Estado a su casa. Ese Estado que le falta a tantos excluidos.No sólo Dios estaba distraído.

D*R*B dijo...

Cuatro años sin Carlitos Cajade

Se crió en la frontera entre La Plata con Berisso hace 60 años. Era de Estudiantes, el Pincha de La Plata y de Cambaceres, el Rojo de Ensenada. Como Mujica y tantos otros, se convenció que el Cielo no debía ser consuelo de “algún día” y luchó para construirlo en la tierra. Optó por los pobres y se embarró por ellos. Hace 25 años, en una Navidad, compró un pan dulce y festejó en un ranchito de Berisso con dos chiquitos sin hogar. Nació ese día la Obra del Padre Carlos Cajade que hoy es Hogar para cientos de niños, niñas y adolescentes de La Plata y la región. Creó la Casita de los Bebés, las Casita de los Niños y prontó, desde algún lugar, verá el nacimiento de la Casa Joven. Pensó en una Huerta, una Panadería y una Imprenta, para hacer oficios y lograr la dignidad del trabajo. Sin embargo, soñaba con un tiempo en que no haga falta comedores, ni centros de día para chicos pobres y dio da la batalla ideológica con La Pulseada, la revista periodística que ya tiene 7 años. Militó en la CTA, porque creía en la lucha de los trabajadores. Decía que detrás de cada chico de la calle había un desocupado. Luchó por los derechos humanos de ayer y de hoy. Se opuso a las privatizaciones de los 90. Integró el Comité contra la Tortura de la Comisión por la Memoria y denunció el exterminio que sufren los privados de la libertad. Fundó y coordinó, junto con Alberto Morlachetti, el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo con el que caminó el país gritando que “el hambre es un crimen”. Tocaba la guitarra. Le gustaba desde Serrat a León Gieco y desde Los Redondos a La Guardia Hereje. Tomaba mate con cachamay y solía invitar con picadas de salamín, queso y pan. Tomaba vino y te llamaba con el diminutivo del nombre... como queriendo acariciar y abrazarte al mismo tiempo. Se enfrentó al poder y sufrió persecuciones y atentados. Lo odiaron los padres de la pobreza y la desigualdad. Lo amaron los villeros y villeras, los pibes y pibas, los piqueteros, los negros de abajo, los cartoneros, los desocupados... Los soñadores. Decía que los niños tenían que comer en sus casas el pan ganado por sus padres en sus trabajos. Carlitos Cajade, el Curita, también se preocupaba por la inseguridad y en la época de Blumberg, escribió:

“Leí una noticia en Clarín que me preocupó mucho. Estaban todos tratando de encontrar a un niño sepultado en un basural. Durante varios días busqué la información en los diarios para saber cómo había terminado esa dolorosa historia. Con el tiempo, un familiar de ese chico llamó a nuestro Hogar buscando ayuda para que sigan haciendo las excavaciones en el basural para hallar a este niño. Este hecho fue así, dos niños de 15 años, mellizos, que hace 7 meses habían venido de Formosa y que vivían con su hermana, estaban buscando metales en los basurales que tiene el CEAMSE en el Camino del Buen Ayre y el Río Reconquista en José León Suáres, partido de General San Martín, donde se descarga la basura proveniente de la Ciudad de Buenos Aires y parte del Conurbano. Muchos niños le cirujean a la vida tratando de encontrar un pedazo de bronce o de hierro que luego se pueda convertir en pan en sus casas.


Javier Sahade

D*R*B dijo...

Continúa..

Estos chicos, mientras buscaban, vieron las vigilancias acercarse y se escondieron entre la montaña de basura justo cuando las topadoras removían el lugar para dar paso a los camiones que descargan. Uno de esos niños quedó sepultado y perdió la vida. La Policía dice no poderlo encontrar. Se que hay una hermana de él que va todos los días al basural tratando de hallar entre los deshechos a Diego. La historia de esta familia de apellido Duarte casi no salió en los diarios. Este hecho me hizo acordar de un chico que dormía en la calle y luego vivió en nuestras casas, que nos contó que una noche de mucho frío se metió dentro de una caja grande de cartón y se despertó cuando habían tirado la caja con él adentro en el interior del camión recolector. Alcanzó a saltar unos segundos antes de que lo apriete la compactadora. La dolorosa historia del paso del neoliberalismo escandaloso por los países de América Latina ha hecho que muchísimos de nuestros niños no tengan ningún tipo de seguridad. También me hace acordar de Nazarena, una nenita de dos años que la agarramos ya tarde en la Casa de los Bebés. Para poderla alimentar le dábamos con un gotero la leche. Igual no le pudimos salvar la vida porque ya tenía dos años... Al final se nos terminó yendo. A muchos les ganamos la pulseada de la muerte contra la vida, pero a muchos no les ganamos. ¿Y qué seguridad tenía Nazarena? Si hablamos de seguridad, hablemos de la seguridad de todos los hijos que llegan a este querido país. Es dolorosa la historia de muchos de nuestros niños que únicamente por el hecho de haber nacido pobres, no tienen ningún tipo de defensa ni de seguridad. Otros pierden la escolaridad antes de ponerse el guardapolvo y por lo tanto no tienen ningún tipo de seguridad para el futuro. Entonces, me parece que este concepto de “seguridad” que se está hoy debatiendo en la sociedad, tiene una acentuación discriminatoria muy fuerte con respecto a tantos argentinos que viven totalmente en el anonimato. Nuestros pibes solo tienen la seguridad de que nunca podrán saber qué es la Justicia. A lo sumo conocerán su aspecto represivo cuando sean llevados a alguna comisaría o sean víctimas del gatillo fácil, para ellos tal vez, la última injusticia. Un chico de 14 años que hoy te robó una bicicleta, vos le ponés la ley penal, lo mandás encerrado y a los tres años ese chico vos lo largás y te mata. Ni siquiera te conviene a vos, con tu pensamiento egoísta, que ese chico esté encerrado a los 14 años. Porque cuando vos lo encerraste, sale muchísimo peor que antes del encierro. ¿De qué país hablamos cuando hablamos de inseguridad? ¿Qué diferencia hay entre la muerte de Axel Blumberg y la de Diego Duarte en el basural? ¿Por qué nos dolió tanto una y la otra no la conocimos? ¿La muerte injusta no es una desgracia para todos los hijos que han nacido en este país, o hay muertes de primera y muertes de segunda?”.

Hace cuatro años murió por una enfermedad, Carlitos Cajade, pero su lucha es actual. ¿Quién es hoy Diego Duarte? Quizás Luciano Arruga o tantos otros. ¿Quién es Nazarena? Miles y miles. ¿Quién es ese “vos” al que se refería el Cura cuando hablaba de “tu pensamiento egoísta”? Quizás el que escribe esto o el que lo lee. Llegaremos entonces a la conclusión que el tiempo verbal del inicio de este texto estuvo equivocado. Diremos entonces que se crió en la frontera entre La Plata y Berisso, que es Pincha y del Rojo, y que todavía pelea por el cielo en la tierra. Los bebés que comen con goteros y los adolescentes que duermen en cartones no merecen esperar.


Javier Sahade